Wednesday, April 12, 2006

Cotidianeidad

A veces temo ser engullida por la cotidianeidad. Convertirme en un apéndice de mi lavavajillas, en perderme en el murmullo de sus arrullos y que mi voz sea como un chorreón de agua de aclarado que cae sobre los platos, pacientes y sufridores, que se dejan hacer con indolencia.

Y por ello, por ese temor de ser devorada por el vaivén de la escoba, de ser un brazo robot que saca y mete ropa en la lavadora para que ésta comience a cumplir su inercia de dar vueltas y vueltas que, en definitiva, no la llevan a ninguna parte ni la hacen más feliz, me resulta muy difícil, sino imposible, entender la fascinación que muchas personas sienten por su propia cotidianeidad.

Me pregunta: "¿Qué le has puesto hoy de comida de la niña?" Y a mí me cuesta responder. Porque claro que lo sé, sí. De hecho, he pensado bien qué comida ponerle y me sé todos los ingredientes, pero me cuesta contarle el proceso de qué y cómo lo hago. Sin embargo ella, enseguida, en cuanto le contesto, me cuenta lo que pone de comidas, cenas, y parece que disfruta con ello, que se deleita en los detalles de contarme su cotidianeidad. Y me pregunta qué voy a hacer de comer mañana, y yo no tengo ni idea. Porque mañana para mí ya es el futuro, algo así como de ciencia ficción.

Sin embargo, soy yo la que tengo una percepción errónea de este asunto. La cotidianeidad es lo más importante para miles, millones, miles de millones de personas. Y tiene su lógica: la cotidianeidad (aprte de su labor de facilitar las cuestiones domésticas) es lo que facilta que se siga con la inercia de la vida: "No me puedo morir hoy porque tengo que planchar tres camisas, hacer unas judías verdes con jamón y un caldito y barrer el patio" "Mañana tampoco me puedo morir porque es jueves, y los jueves me toca barrer la escalera, regar las plantas, pasar la aspiradora y remendar los calcetines" "El viernes impensable morirse porque tengo que limpiar los cristales".

En los pueblos, la gente sigue su cotidianeidad al runrún del tiempo, las estaciones, fiestas, muertes y cosechas. Todo entra en la lógica de lo cotidiano: el orden del puchero puesto en la lumbre a las doce, después del mercado, el levantarse a las séis de la mañana para ordeñar las vacas, el verano al fresco, las preñeces ajenas, las riñas por tierras, la muerte del tío Agapito, esperada, siempre esperada, o alguna tragedia, que no por no esperada deja de entrar también en lo cotidiano porque "pasó lo que tenía que pasar" o "de toda la vida estas cosas pasan".

De toda la vida se ha barrido así. Y barren porque así ha sido de toda la vida. Y se mueren porque así ha sido de toda la vida. Y tienen hijos porque así ha sido de toda la vida. ¿Realmente hace falta alguna otra explicación más aplastante y convincente? ¿Qué les puede aportar a su serena cotidianeidad donde está todo escrito, incluso lo que no es de toda la vida porque "ya lo decía yo que iba a pasar" saber que al barrer se mueven moléculas?

¿Hay algo más seguro que ese ritual de cotidianeidad repetida hasta la saciedad?

El saber que te vas a poner unos calcetines verdes los viernes de cuaresma y que los jueves cenas judías verdes con jamón después del mus debe dar una idea más o menos precisa de lo que es dominar el mundo: es decir, el minimundo de uno. Por eso uno contempla con arrobo a sus vasallos los calcetines, su fiel escoba consejera, la olla, siempre tan cumplidora, la fregona, educada y de puntual lascivia nunca desordenada ni salida de tono. Todo eso en orden. Los estropajos en el fregadero, en línea, y ya sabes que la eternidad no te pillará sin que puedas decir "ya lo decía yo que iba a pasar porque de toda la vida los de nuestra familia nos hemos muerto en martes". Y te mueres sabiendo que has cumplido, que has hecho lo que se ha hecho de toda la vida porque es lo que se tiene que hacer. Y ya está. ¿Y para qué más preocupaciones?

El problema es cuando uno no se deleita en las judías verdes escabechadas de toda la vida o en limpiar los cristales los sábados a las tres porque se haya hecho de toda la vida. En mi caso personal, yo no sé qué es eso de "de toda la vida" más que de oídas porque siempre me ha parecido un misterio. De niña jamás tuve rutinas establecidas aunque espiaba las rutinas ajenas que me parecían maravillosas: eso de que los domingos las niñas vistiesen pomposamente, que tomasen pan con chocolate de merienda a las cinco de la tarde o que se fuesen a la cama a la nueve, cosas todas ellas, del mundo ajeno a lo que yo podía acceder, me parecía como una gran baza, una gran seguridad para pisar fuerte. Ahora sé que las cosas no son tan sencillas y que muchas de esas niñas odiaban esas rutinas que yo veía como el ejemplo de lo que era crecer en un entorno adecuado. Sin embargo, muchas otras nunca se han planteado que esas rutinas les molesten y las han asimilado de una forma curiosamente tranquila y sin preguntas, pasando sus días como se ha hecho de toda la vida porque tiene que ser así.

A mí la cotidianeidad, el orden de todos los días iguales me produce ansiedad. Lo acepto porque no queda otra, porque es un momento en el que las circunstancias me empujan a ello y no sé hacerlo de otra manera. También porque sé que no durará eternamente, pero me agobia pensar en una vida en la que las judías escabechadas o limpiar el polvo sean el máximo exponente de mi ego. Hay una parte en mí que se resiste al orden, a ver pasar los días sin estrujarlos y devorarlos a dentelladas. Por eso, porque ahora no puedo salir a devorar los días, devoro chocolate. Ya, ya sé que de toda la vida el chocolate se toma como merienda a las cinco en punto de la tarde y no se debe abusar. De toda la vida he sido anárquica de horarios, rutinas y tiempo. Ni siquiera llevo reloj.

*(Aclaro que odio el escabeche y todas sus variantes así que jamás de los jamases, ni aunque se haga de toda la vida, me veréis haciendo una judías ecabechadas. Pienso resistir, como los numantinos, a la invasión del escabeche)

25 Comments:

Blogger Miranda said...

Uno de los impactos más desagradables que recuerdo es comer unas perdices escabechadas, que chasco!, conocerlo es odiarlo. Me gusta compartir esta tirria.

Eso de la rutina tranquilizadora debe de ser algo pipudo. Yo creo que por eso la gente quiere un trabajo en la administración. Da seguridad, y la rueda gira.

Y eso es (y no el sexo o el amor) lo que mueve el mundo, el verdadero sentido de la vida. Que unido al instinto de supervivencia y al de una cierta avaricia hace que persista la sociedad y sobre todo: los bancos.

Y ahora en serio, me produce admiración que mujeres como tu decidan procrear. Superar el instinto maternal es jodido, soy testiga, pero superar la necesidad de vidas cuando se tiene una entre manos debe de ser la recojodra.
Claro, que bien mirado lo mejor es que las que procreen sean como tu, por el bien de la raza humana.
Luego vengo, tengo que aprovechar un ratin para ir a comprar una mocha para la fregona (unas enormes que acabas en un pispas que venden los chinos) una cinta de embalar, un ladrón y cosas para hacer un cocido. Que se me ha antojao comer mañana (y pasado...claro) un cocidazo de esos totales de garbanzos.
Beso.

M.

Wed Apr 12, 10:02:00 AM PDT  
Anonymous Anonymous said...

Una de las sentencias que más temo en esta vida es "esto se ha hecho así siempre, por algo será", que viene a ser tu "de toda la vida". Pánico. Mi madre la dice muchísimo. Y no voy a decir que me salen sarpullidos porque sería exagerar, pero casi, casi.

Es curioso: yo nocesito de algo de rutina, de saber qué voy a hacer mañana, para no sentirme en una montaña rusa constante. Muchas veces me he querido creer la falsa idea de que soy estable, persona reflexiva -bueno, eso puede que sí-, sin altibajos... El paradigma de la mujer sosegada. Y no es cierto: vivir la cotidaneidad me tranquiliza, me quita la ansiedad, porque lo repetitivo tiene un condicionante de letanía, de monserga, de algo así como canto sacro que no se entiende pero que a medida que se retpite, va llevándose de entre medias todas esas cosas que sí que angustiaban de verdad.

Sí que es cierto que da miedo pensarse haciendo lo mismo durante toda la vida. Por eso hay que mezclar con sabiduría, por eso hay que agitar con ineptitud, por eso hay que asomarse a la ventana en los días de viento: para que el peinado se deshaga y esa hora pasada delante del espejo para colocar cada greña en su sitio, se escape con el golpe de aire pero a su vez te haya arrancado antes una sonrisa amable imaginándote una hermosa mujer griega.

Durante mucho tiempo me machaqué y por extensión, desprecié, a los que como yo, vivíamos sin grandes altibajos y buscábamos un trabajo seguro para no padecer demasiado con los tropezones económicos: era como si no arriesgarse fuera cosa de cobardes. Hoy ya no lo veo así, sobre todo, porque he conocido gente en la parte opuesta y me he dado cuenta que muchos de ellos no viven al límite por placer, sino por huir, de manera distinta a la mía, pero sí por el mismo motivo: porque les cuesta aceptar que no controlamos el mundo, que es mentira que estemos por encima del resto de los seres vivos o incluso del medio natural.

Tengo un amigo que ahora mismo está en una expedición en el Polo Norte. Es de ésos que van de escalada y duerme dentro de uan tienda de campaña que está colgada de una piqueta en una pared casi lisa de una montaña alpina -por poner un ejemplo-. Tiene 51 años, una hija a la que atender y las secuelas de un golpe que se dio contra un cañón artificial de nieve en una estación de esquí: tiene lapsus de memoria y ha perdido la consciencia en un par de ocasiones. Aun así, sigue empeñado en llevar esa vida arriesgada... Muchas veces me he preguntado si no resultaría mucho más sencillo para él que aceptase y reconociese que tenemos nuestras limitaciones, que los cuerpos envejecen, que no existe la eterna juventud, que los que vivimos con un horario establecido no somos aburridos, que tenemos alicientes o que intentamos buscarlos...

Esto de la inercia es tan complicado... es uno de los ejes de mi vida, Bielka. Me gusta cómo lo has contado, sobre todo, porque has retratado a la perfección la imagen de los que emplean la costumbre para creerse que de esa forma, sin pensar, la vida es mucho menos complicada.

Y no sé si se me ha entendido, pero bueno...

Wed Apr 12, 10:08:00 AM PDT  
Anonymous Anonymous said...

Miranda, nos hemos cruzado, :-D

Te cuento: los trabajos en la Administración no son siempre seguros. O no siempre son el paradigma de la estabilidad. Como yo sé que hay bastante gente: llevo doce años de interina -diez en el mismo ayuntamiento- y el asunto lleva visos de alargarse. A mí no me queda otra: no tengo una titulación que aportar porque me quedé en primero de filología que hoy en día es como no tener nada. No tengo ni idea de inglés. Tengo cuarenta años y en el único sitio en el que puedo competir para conseguir trabajo es empleando los codos, esto es, estudiando. Con 20 años fui empresaria: tuve un taller de confección con 14 mujeres trabajando. Se fue al garete. Luego pasé a la parte contraria: dependienta-cajera en un supermercado de barrio. Y cuando me quedé en el paro, con 27 años, no tuve otra que enfilar mi futuro a "eso de opositar". Y gracias a que existía esa posibilidad, sino, puede que ahora estuviese cosiendo en mi casa catorce horas al día y cobrando una miseria por cada bolsillo montado o por cada puño de camisa puesto. Algo que no descarto para el futuro: ahora trabajo en la administración, pero si después de doce años de antigüedad, no paso los exámenes que toca -ya pasados en su momento para entrar a trabajar-, me iré a la calle ipso-facto, sin más. Se trata de comer, y comer, hoy en día, no es algo tan sencillo. Superviviencia pura y dura.

Saludetes

Wed Apr 12, 10:23:00 AM PDT  
Blogger Amelia said...

Pasarás los exámenes, Bambo, seguro.:-)

Yo siempre he rechazado la rutina porque tengo tendencia al aburrimiento fácil y demasiada imaginación. Toditos mi mente y mi cuerpo la rechazan y no es presunción de ningún tipo, es que soy así.
Si paso varios días haciendo lo mismo a las mismas horas, de la misma manera y en los mismos sitios (y me refiero al contenido de lo que hago porque se puede vivir aparentemente en una rutina y que, sin embargo, cada día sea muy distinto del anterior), me entra una depresión del carajo.

Cuando estaba en tus circunstancias leía mucho, todo lo que podía; además, recuerdo que leía cosas trepidantes, cómics de aventuras, ciencia ficción y cosas así, para no aburrirme. Tengo un coco que necesita estímulos: cuando carezco, me voy derechita al País de Nunca Jamás, casi sin darme cuenta. Esto a veces me ha traído problemas; creo que, con los años, lo voy controlando, aunque nunca desaparecerá porque yo soy así y ya está.

Sí, tener un hijo pequeño "rutiniza" mucho. De vez en cuando hace falta una desconexión de niño, salir a dar una vuelta sola o algo así. Es imprescindible. El chocolate también está bien, también, pero cuidado con el hígado,:-D

Respecto a la gente que se encuentra a gusto en la rutina, pues también me parece bien. Tiene que haber de todo. Como siempre, lo importante es que se respete la diferencia.

Wed Apr 12, 11:48:00 AM PDT  
Blogger Bielka said...

Sí, pasarás los exámenes. Mucho ánimo, Bambo. :-)

Pues sí, Miranda, odio el escabeche. Lo asocio a una infancia en la que oía a menudo esa palabra, y eso que en mi casa nunca se comía. Curioso compartir ese odio.

En fin, lo de procrear y eso. El instinto... A mí me gustan mucho los niños y los bebés, eso es una ventaja en mi situación, aunque es cierto que me agota mi hija porque es muy activa. Rutinas... las tengo porque ella necesita sus horarios de comer (y eso lo llevo bastante a rajatabla), pero ha salido bastante anárquica y se duerme cuando le da la gana. Creo que ha salido a mí o que ha visto mi forma de ser y se ha adaptado, no lo sé.

El caso es que yo tuve una infancia en la que hubiera deseado rutinas que me aportasen seguridad. A veces, Bambo habla de su infancia y es como si describiese la infancia que yo envidiaba en los otros niños. Una infancia ordenada, de domingos viendo aterrizar a los aviones. Yo no tuve nada de eso porque mi casa era el caos. Y ese caos me empuja a cierto nomadismo, a cierto "estar en el aire" que por una parte me gusta porque es lo que yo conozco, pero me da miedo también. El orden, la rutina, ha sido adaptada a mi vida mucho después, y me cuesta mucho, aunque le reconozco la virtud de la seguridad. Y la seguridad es una virtud importante cuando se trata de sentirse bien, de tener cierta serenidad.

Y luego sigo que el trasto anda liándola.

Wed Apr 12, 12:26:00 PM PDT  
Blogger Bielka said...

Por ello, aunque tengo una actitud irónica con las rutinas de la vida de los pueblos, de la gente que lo tiene todo medido porque siempre se ha hecho así y no se plantea otra cosa, también las envidio en cierto modo porque los veo seguros de ello. Se equivocarán, o no, pero ni siquiera se lo plantean, no dudan de que puedan hacer otra cosa con su vida y eso les da una seguridad que yo no tendré nunca.

Sobre las rutinas que tranquilizan está muy bien usarlas para ello y que sirvan, que sirvan para dar una mayor calidad de vida al que las usa. A mí también me han servido las rutinas y me sirven. Creo que hasta los aventureros más más lanzados las tienen ;-). Seguro que tu amigo, Bambo, tiene sus rutinas en la tienda de campaña.

Sobre los funcionarios... Mi vida ha estado rodeada siempre de ellos. Mis padres, ambos, eran funcionarios, una de mis hermanas lo es, mi marido también lo es. No puedo ver la vida desde fuera porque estoy dentro pero creo que no son tan aburridos y conformistas como pudiera parecer. Mi madre cumplía con su horario antes de irse a sus asuntos culturales y políticos y mi padre también lo hacía antes de dedicarse a sus intereses ecológicos y naturistas. No eran nada convencionales (ésto, lo digo para ser fina, aunque iba a decir algo más fuerte)aunque un poco de convencionalidad no les hubiera ido mal. Mi marido es muy disciplinado, organizado y puntual con su trabajo, pero tiene un punto gamberro interesante. Se podría decir que da la seguridad (que no siempre, como apunta Bambo) para poder dedicarse a otras cosas que a uno le gusten más. Depende de la persona y el sitio donde ejerza, también, claro.

Por cierto, Almodóvar era funcionario de telefónica y trabajaba por las mañanas mientras hacía pelis por la tardes.

Y sí, Aspi, necesitaría de vez en cuando un respiro. Lo tengo a veces cuando voy al gimnasio, pero voy a entrenar lo cual no es un respiro respiro. A mí me tranquiliza poder escribir y comunicarme por internet. Es uno de mis pocos respiros. En fin, es la éppoca de ahora con la niña. Ya crecerá y echaré de menos sus rabietas y trastadas. También es una época muy bonita a pesar de lo agotadora. El otro día íbamos por el aeropuerto con ella de la mano (que se dejó coger de la mano un rato porque es de correrías libres) siguiendo una línea verde para llegar al aparcamiento y me parecía una señorita tan atenta y resuelta...

En fin, caídas de baba, mi narcisismo y eso.

Buenas noches babosillas para todos. ;-)

Wed Apr 12, 04:25:00 PM PDT  
Blogger Bielka said...

Y estaba yo cocinado un filete a la plancha a la vez que troceaba con el cuchillo unas verduras para poner en la olla expres mientras vigilaba el aceite de otra olla para que el ajo no se me quemara con la niña (mi hija, sí) fuertemente agarrada a mis piernas y tirando de mis pantalones. Y llega mi suegra a darme conversación y a decirme que si me ayuda. Su ayuda, normalemnte, consiste en cruzarse por medio sin dejarme mi espacio, meterse en los armarios, buscar todo porque como no es su casa no encuentra nada, preguntarme mil veces las cosas y echarme un cotilleo-manta con mirada cómplice de buena señora cristiana que se "apiada de las desgracias ajenas sobre el mantel que se ha comprado Julita la del quinto que estuvo casada con el sereno de Valderábanos de abajo y que, fíjate la pobre, ha tenido que criar a cinco hijos, tres larvas de mariposa, cincuenta sanguijuelas, trescientos mapuches y mantener a ocho maridos de diferentes tribus del amazonas. Y yo a Julita no la he visto en mi vida ni me interesa su mantel ni sus maridos. Lo sé, soy muy insensible. Y le digo, "No, no me ayudes, vete al salón, que yo necesito cocinar sola porque si no no me concentro y me puedo cortar además de que tengo que tener cuidado con que no se haga daño la niña".

Y me dice: "Vaya, ¿es que sólo eres capaz de hacer una cosa al mismo tiempo?"

Y pienso: sí. Sólo una cosa al mismo tiempo. Yo sólo quiero hacer una cosa a la vez. Sólo una. Ojalá pudiera.

Thu Apr 13, 04:02:00 PM PDT  
Blogger Sir Alsen Bert said...

JAjajaja, me ha hecho gracia lo del chocolate. Como le digo a mi mujer cuando no puede resistir la tentanción que es un día sí y otro también. No te preocupes, niña, que el chocolate es más antioxidante que el kiwi o la naranja o la piña.

Lo de la cotidianeidad me ha llegado. Como siempre, lo has expresado muy bien y sobre todo has sido muy gráfica.

La rutina sólo se enmascara con muchos cuartos y haciendo cada día lo que te viniese en gana. Bueno, esta es la opción capitalista y materialista del tema.

Después redescubrir la chispa de lo cotidiano, como yo digo no es tan difícil. Quizás pueda sonar a psicólogo barato -a los psiquiatras los respeto muchísimo, como sabéis-
Nada depende de lo material. Es algo semejante a lo que contaba Victor Frankl sobre su individualidad y el entorno que le circundaba, un campo de exterminio.

Me gusta la cotideanidad. No me resulta aburrida. Es casi imposible repetir secuencialmente los mismos actos de un día al día siguiente. Un café con Lidia en una terraza, una charla con tu mujer, un arreglar el destartalado office que tengo, poner una lavadora a 40ºC en programa largo, contestar un mail, levantarte todos los días a las 6:45, llevar la niña al colegio, darle mil besos antes de irte, coger el auto, dirigirte al curro, hablar con tus compañeros, saborear un café a media mañana, comer, siesta de veinte minutos, estudio, niña, estudio, niña, estudio, niña, cena...
Me gusta.
Y aquí tienen ventaja aquéllos que consideran cada acto que hacen no en un fin sino en un medio. Y más mérito e intríngulis tiene la cotideanidad para el cristiano convencido de su Fe, que prescinde de parafernalias jerárquicas y que ve, o intenta ver cada acto que hace, conscientemente, en medio para ser mejor persona.
En fin, la cotidianeidad es un mechero sin gas pero con chispa, con muchas chispas.
Uyuyuyuyuy qué parrafitos acabo de escribir.
Buenas noches...
Se acabó el teatro semanasantero. La Virgen no lleva corona de espinas sino de estrellas y los que mataron al Señor son románticos, no romanos. Al cielo con Ella, costaleros. (Lili, mi hija)

Sat Apr 15, 03:43:00 PM PDT  
Blogger Sir Alsen Bert said...

Por cierto, cara Bámbola, mucha forza para esos exámenes.

Sat Apr 15, 03:53:00 PM PDT  
Blogger Bielka said...

Es que poner una lavadora a 40Cº en el programa largo tiene su puntazo de morbo, Alsen, no me extraña que te guste tanto. ¿Y cuando el lavavajillas sólo responde si le tocan los botones unos dedos masculinos y no mi mano? Porque a mí no me hace ni caso muchas veces. O se pone a funcionar una hora después, cuando yo ya he desistido de darle al botón. Un morbazo, vamos.

Chocolate... Uhhh. Ayer, invitada en casa de unos amigos, tomé un trocito mínimo de tarta de fresas y me contuve. Pero hoy... Nos tocaba llevar a nosotros a casa de otros amigos la tarta de pascua y compré una de chocolate... Ay, qué tentación. Debo estar ya toda oxidada, como dices, Alsen.

En fin, Kukla (muñeco en uno de esos idiomas bárbaros), que más allá de juzgar la rutina en sí (bueno, también la juzgo, para qué nos vamos a engañar, pero no la condeno), lo que valoro, aunque ironice, es que cada uno le saque el rendimiento que sea a su vida, sea ésta rutinaria o no. Aunque a veces no sabemos sacarle todo el rendimiento posible. Yo podría sacarle más rendimiento a mis circunstancias de ahora, que me empujan a la rutina, pero no soy muy capaz de ello.

Y me alegro de leerte contento a pesar de lo cansado que debes estar con tanto trabajo y estudio.

Buenas noches.

Sun Apr 16, 05:39:00 PM PDT  
Anonymous Anonymous said...

No creo que pueda añadir mucho novedoso a lo ya dicho; para mi la cotidianeidad y la rutina no son lo mismo, aunque muchas veces algo cotidiano acabe siendo rutinario (al revés es muyyy triste).

La realidad es que hay muchos detalles cotidianos que me ilusionan, pero sólo cuando no los tengo aceptados como rutinas o no los he transformado en ellas; las rutinas me acaban asfixiando.

Una conversación que suelo tener (en mi pueblo más a menudo) y que me pone pelín nerviosa, es cuando te encuentras con alguien y te pregunta qué tal estás, tú respondes que bien y devuelves la pregunta: ¿y tú? y el otro te dice: "como siempre, sin novedad, aquí ya sabes que no hay muchos cambios; aunque casi es preferible que no los haya" es decir, "virgencita, que me quede como estoy"...ays...se me produce un revoltijo de todo; por una parte están agustito como están...por otra, todos podríamos intentar estar mejor, conocer más, innovar algo, romper con todo y con nada ¿no? No sé.

En fin, en fin, que me reclaman.

Me alegro de volver por estas tierras. :)

Besos siesteros para todos.

Tue Apr 18, 07:20:00 AM PDT  
Anonymous Anonymous said...

Pues la verdad es que lo más cotidiano y rutinario es saber que nos morimos, un buen día nos ponemos malitos y vamos y nos morimos.
Entre ese día y el día que nacimos, y que tampoco fué un buen día porque no nos dimos cuenta de naciamos ni de nada de la nada;pues pasa la vida como bien dice la canción.¡Ah, la vida!.
La vida
una espera
fugaz,
sentada en una silla
y nadie me saca
a bailar...
¡Ay Charlotte
te miento a la bicha
para huir de la desdicha!
Sokol:
¡diez
metros
picha!

Tue Apr 18, 11:11:00 AM PDT  
Blogger Sir Alsen Bert said...

Sokol... se la tiene que ver tan cotidiana...

Tue Apr 18, 01:38:00 PM PDT  
Blogger Bielka said...

Hola, Kris, rebienvenida. Me alegro de verte por aquí. :-)

Ay, Malandrino, qué tiempos aquellos. Y qué versos... Jajajaja

Alsen, te me explicas o te reto a duelo. :-P

Besos para todos, que me voy a dormir ya.

Tue Apr 18, 04:03:00 PM PDT  
Blogger Sir Alsen Bert said...

Tiene que ver tan cotidianos esos diez metros de... que se acuesta en la cama haciendo la jabalina. Seguro.

Vamos, el salto del tigre versión jabalina.

Pero espera, ¡no me imagino a Sokol haciendo el salto del tigre!

¿Y tú, Bielka?

Wed Apr 19, 07:40:00 AM PDT  
Anonymous Anonymous said...

Sokol y Charlotte fueron dos personajes magnificos y transgresores. Me diverti mucho con ellos y con algunos más.
¿Se fija Vds en el acento mi querido Alsen?
(Bert)

Wed Apr 19, 12:17:00 PM PDT  
Blogger Bielka said...

Ah, comprendido, Alsen. ;-)

¿Salto del tigre? ¿Yo? En mi habitación los armarios son empotrados hasta el techo así que no habría sitio donde subirme. Ya ves, qué triste vida, Alsen.

Wed Apr 19, 12:17:00 PM PDT  
Blogger Bielka said...

Ah, comprendido, Alsen. ;-)

¿Salto del tigre? ¿Yo? En mi habitación los armarios son empotrados hasta el techo así que no habría sitio donde subirme. Ya ves, qué triste vida, Alsen.

Wed Apr 19, 12:17:00 PM PDT  
Blogger Bielka said...

Gracias, Malandrino. La verdad es que gamberreábamos muy bien en aquellos tiempos. Cómo me reía yo con tus versos, jajaja.

Yo sigo gamberreando, aunque en otros sitios, lo que pasa es que tengo poco tiempo ahora .

Luego sigo

Wed Apr 19, 12:35:00 PM PDT  
Anonymous Anonymous said...

Pues nada, que cuando tengo un rato gamberreo un poco aquí (dejo el link en mi nick). A ver si adivináis quién soy. :-P

Thu Apr 20, 01:24:00 PM PDT  
Blogger Sir Alsen Bert said...

Anda, ahí estoy registrado pero no me acuerdo ni con qué nick ni mi contraseña.
¿Butanera?
Juas!

Thu Apr 20, 03:06:00 PM PDT  
Anonymous Anonymous said...

Yo lo sé, yo lo sé, pero no voy a chivarme... jajaja, que bueno, pol Diossss!!!! Me parto, :-D

Thu Apr 20, 03:24:00 PM PDT  
Blogger Bielka said...

Ahí eras un príncipe, Alsen, creo. Bueno, lo que pasa es que esos foros parten ahora de cero porque se jorobaron por completo y no quedó nada del pasado.

¿Butanera? Lee bien, anda. he dejado pistas.

Bambo sí que lo sabe. ;-)

Fri Apr 21, 12:04:00 AM PDT  
Anonymous Anonymous said...

"Gracias, prenda. Si me gustasen los gatos te propodría relaciones. En serio..."
jajajajaj! esta barbara roja habla como Sokol!
_________________

Fri Apr 21, 11:42:00 AM PDT  
Blogger Bielka said...

Pues no, no soy Bárbara Roja.

Pista: noir desir.

Fri Apr 21, 01:20:00 PM PDT  

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