Monday, September 11, 2006

Abducida

Allongez vous dans l'herbe
Et regardez vivre, ces drôles de petites bêtes
C'est Loulou le pou et Mireille l'abeille
Marie la fourmi
Patouche la mouche
Belle la coccinelle
Camille, Barnabé
Et Siméon le papillon
Carole, Chloé
Et Léon le bourdon!




Me he perdido entre películas de dibujos animados. No sé si lograré volver a la realidad en mucho tiempo porque he sido abducida por las criaturas de Antoon Krings.

No volveré por este blog en una temporada. Si en algún momento, por la razón que sea, deseáis contactar conmigo, mi e-mail es el siguiente: Aliosha.Karamazov(sabashka)gmail.com.

Besos para todos.

Monday, September 04, 2006

Je ne suis pas ton chien

"Je ne suis pas ton chien" (No soy tu perro) Le grita ella al él.

En bragas, o mejor dicho, en un tanga negro, Sophie abre la puerta del rellano y le grita a mi vecino el mindundi esa declaración de principios y otras lindezas mientras él también grita otras cuantas cosas muy enfadado. Se va y ella da un portazo.

No es la primera vez. Ocurre a menudo. Discuten, gritan, y se insultan con saña incluso desde el balcón. Y siguen juntos. En ropa interior. Lo que yo, como desconocedora de sus problemas y de su relación les veo en común es que siempre están en paños menores. A él lo he visto en slip marcapaquete esperando al electricista en el rellano, precisamente el día en el que lo conocí como nuevo vecino.

Son cuatro: Ella, él, un niño de tres años y algo (hijo de él, que pasa la mitad de la semana aquí y la otra mitad con su madre) y un gato rubio. Bueno, son todos rubios, en realidad, muy rubios y altos. Y deben tener un sistema térmico especial porque siempre van en manga corta y dejan las ventanas abiertas permantemente para que entre el biruji. Al principio, yo creía que ella estaba embarazada porque le veía un tripón considerable. Luego resultó que la que estuvo embrazada y tuvo otro niño fue la ex de él (que viene a menudo a reoger al niño), que un hijo con su nuevo novio. Hace un par de meses, sin embargo, y debido (aparte de a mis pulsiones cotillas) a la costumbre que tiene el mindundi de hablar a gritos por el móvil desde el balcón, lindante linda con el mío, le escuché decir que "Mi mujer está embarazada" justo unos días después de una gran bronca en la que ella lo echó de casa con el contundente "je ne suis pas ton chien" y cuando yo pensé que no volvería más. Y yo la miro cuando la veo pero ahora precisamente no le noto tripa. Le ha crecido el culo eso sí. No sé. A lo mejor las nórdicas tienen el útero en otro sitio, atrás, para prtegerlo del viento gélido del Mar del Norte, o él estaba mintiendo - con lo fácil que es que lo pillen, ay, qué poquitas luces tiene-, o la que está embarazada es su ex mujer (¿de él?) u otra mujer, o la gata si es gata y no gato.

Ella es agradable, incluso guapa, con un rostro armónico y dulce. Está rellenita, con una de estas gorduras rubenianas a las que da ganas de darle un bocado. A mí me gusta porque siempre es muy atenta conmigo. También la veo comprensiva, ocupándose media semana de su hijastro al que trata muy bien, con cariño. A veces, cuando la madre del niño viene a buscarlo hablan un rato en el rellano y se nota la buena relación que hay entre ellas. Él, sin embargo, y pesar de que conmigo es educadísimo, incluso deferente, en un miedo repetuoso que no acabo de entender bien (me abre la puerta del ascensor con tal respeto y atención que no me acaba de cuadrar con la imagen que tengo de él de ser gritón y maleducado cuando insulta a su chica desde el balcón llamándola "conasse" -gilipollas, para que nos entendamos-)me da repelús.

Siempre me he preguntado qué hacen juntos, por qué esta chica, que es tan agradable, que se la ve tan persona, que sabe ocuparse de un niño que no es su hijo (y que da bastante guerra), está con un tipo que grita a su hijo barbaridades para que se coma la comida, que la insulta públicamente para que conste la humillación delante de todos los vecinos. Y eso es de lo que yo me entero, claro.

Las claves, evidentemente, las tienen ellos. Yo puedo aventurar que están juntos porque comparten la aficción de abrir la puerta y salir al rellano en ajustados paños menores para el disfrute de los demás miembros de la vecindad, o por su doméstica costumbre de almacenar la basura en la terraza trasera y sacarla sólo cada 15 días "por falta de tiempo". También porque él es un tipo guapo, sí, podría ser otra razón por la que ella se sigue prestando a ser su perro aunque proteste por ello. Hace unos días discutieron con golpes a eso de las dos de la mañana. Creo que no se pegaban porque eran golpes secos y no gritaban de dolor sino de bronca, con razonamientos viscerales. Al día siguiente estaban tan normales y los vi volviendo del supermercado cargados de bolsas en aparente armonía familiar con el niño jugando a su lado.

Las claves de ese infierno, que quizás incluso para ellos no sea un infierno, y yo lo vea como tal en mi percepción subjetiva, sólo las tienen ellos y quizás hasta puedan saber quién es el perro de quién. Si algún día oigo golpes y gritos de dolor llamaré a la policía, pero mientras tanto me toca ser espectadora cotilla de un drama del que sólo veo a lo lejos las luces lejanas del teatro y alguna frase gritada al viento, sin tan siquiera escuchar los diálogos en su totalidad. Quizás él sólo sea un pobre idiota gritón incapaz de levantarle la mano a una mosca. Quizás ni siquiera sea idiota. Yo apenas sé que ella a veces le grita "Je ne suis pas ton chien" y que lleva slips marcapaquete.