Tuesday, October 17, 2006

Saucisse couronée à la bobonne

Decidida a asumir mi condición de maruja sin renegar de ella me he aficionado al "Point de Vue", revista monárquica francesa donde cuentan tdos los cotilleos de los royals. No diré las razones por las que me compro la revista en el supermercado, ya que me podría quitar puntos marujiles, lo cual, una vez asumida mi condición sería harto fastidioso porque ya que una es maruja qué menos que serlo con pedigrí - no, ni siquiera voy a un kiosko para hacer el vicio menos prosaico-, tan sólo os pido que me imaginéis con la bata de guatiné y los rulos puestos mientras ojeo compulsivamente el "Point de Vue" en un sillón profusamente decorado con un tapete de ganchillo mientras suena el chucuchú de la olla express y la tele con Ana Rosa al habla.

El caso es que en la revista aparecen muchas majestades y altezas, entre ellas nuestro príncipe con su Letizia. En el número de esta semana los ponen como ejemplo de pareja enamorada de ensueño y, para no perder comba en lo de hacer bien la pelota, dicen que el pueblo español los adora y que Letizia es super admirada y querida. Evidentemente, los del Point de Vue, no se han parado a leer los comentarios populares del 20 Minutos, en los que a Letizia lo más flojito que se le dice es Trepizia. ¿Para qué pararse a leer los comentarios del populacho si son periodistas aristocráticos y royals? Pero no sólo ahí se vislumbra el poco aprecio que suscita la ex-presentadora sino que periodistas como Peñafiel, Paloma Barrientos o incluso un prudente Mariñas sacan la patita por debajo de la puerta para decir lo que piensan. Salvo unas cuantas marujas como yo que se apuntan a un bombardeo cada vez que tienen la oportunidad de sobar a un famoso -debe ser que hace milagros el sobe-, Letizia no obtiene muchas simpatías e incluso fomenta cada vez más el republicanismo entre los antiguos monárquicos. Recuerdo, que entre los comentarios sobre su persona, el que más me ha impactado - por definitorio- es que el que hizo un internauta, Nacho, al que leía antes con asiduidad y que ya no frecuento mucho -falta de tiempo- y que hace observaciones muy agudas "Es mala de libro". Y decía este internauta que será de las que se aferren a su condición de princesa para ser reina y aguantará lo que sea con tal de conseguirlo y seguir enganchada al poder. Y sí, es muy probable que tenga razón y no sea una nueva Ladi Di, de gesto desvalido y actitud victimista.

A viva voz, entre el pueblo llano, se habla de que ella se ha casado para trepar, no por amor. Incluso la aristocracia lo dice con amargura, precisamente la aristocrcia que siempre ha defendido los matrimonios de conveniencia. Una condesa muy monárquica, conocida mía, se pasó insultando a Leti frente al televisor el día de la boda y gritando "no lo quiere,no lo quiere". Para esta señora, que tiene su cuarto decorado con fotos de Alfonso XIII, la boda casi le cuesta un soponcio grave teniendo en cuenta que tiene casi 80 años muy bien conservados gracias a su Wishky diario. Yo no veo mucha diferencia entre Letizia y cualquier otra mujer, aristócrata o no, que se hubiera topado con el príncipe. Me da a mí que una gran cantidad de personas, que la critican por trepa, hubieran hecho lo mismo si se les hubiera puesto el príncipe en bandeja. Y por llevar la contraria yo creo que Leti sí se casó por amor y que no quiere ser reina. Y es por eso que está haciendo todo lo posible para no ser reina e insiste en meter la pata dando una exclusiva a El País, para ponerse a los periodistas de otros medios en contra, o en dejar claro que ella no es como la familia real, sino que es mucho más moderna y sabe hacer las cosas " a su manera". Y a mí me deja la impresión de la decadencia de una charcutería de pueblo. Sí, me explico. Es -hablando a baja escala- cuando un negocio familiar, que ha funcionado durante décadas o incluso lustros, se estanca ante el nuevo heredero, que pretendiendo modernizar, en lugar de vender salchichón del de toda la vida, comienza a vender pollos desestructurados. Pues la gente de toda la vida, la que venía a comprar, se escandalizará y no vendrá más, y los que no venían a comprar antes quizás tampoco vengan ahora porque un pollo desestructurado en un pueblo de Albacete no tiene mucho futuro cuando por los corrales se pasean estructurados pollos.

Un negocio familiar, la monarquía, igual que el charcutero pero con más jeta. Es mi visión de la monarquía. Sin embargo, llevan mucho tiempo vendiéndonos que se sacrifican por nosotros y que sirven a nuestro país. Aunque a mí eso no me cuadra. ¿No eran antiguamente los siervos los que pertenecían a los señores feudales y al Rey? ¿Cómo es eso de que han cambiado las tornas y ahora es el Rey el que nos pertenece a los siervos? nos pertenece, claro, pero vive de puta madre mientras la mayoría de la gente no lo tiene fácil para llegar a fin de mes. Sin embargo, esa realidad, se oculta bajo un manto de buenas intenciones y peloteos y nos acabamos creyendo que la charcuteria familiar la tienen para servirnos, no para vivir ellos a cuerpo de rey. Que si no hubiera sido por las revoluciones y las guillotinas ni de coña se hubieran avenido a ser monarcas constitucionales, vamos.

En "Point de vue", revista sin ningún tipo de complejos monárquicos, se habla sin embargo, con naturaridad del gotha y se los vé empiringotados y orgullosos de ser lo que son. Allí se puede leer, por ejemplo, sin un mínimo atisbo de crítica, que el Sha de Persia usó para fabricar las suntuosas coronas que su familia llevaría en su coronación, diamantes pertenecientes al tesoro público y garantía económica de Persia. También aparecen todo tipo de altezas que no acierto a desentrañar porque me confundo con las siglas. Entiendo eso de S.A.R como Su Alteza Real y S.A.I. como Su Alteza Imperial, pero S.A.S o es Su Alteza Serenísima o Su Alteza Sibilina, o Su Alteza Sorda. Es ahí donde se ve que contunúan con sus negocios familiares, al igual que el charcutero de la esquina, sólo que el charcutero sólo vende jamón, salchichón y chopped (los mejores de la comarca, dice él) y ellos venden su imagen de seres perfectos preocupados por nuestro futuro que debemos tomar como ejemplo pero a los que nunca llegaremos a los talones porque, evidentemente, la monarquía y la charcutería se llevan en la sangre.