La yenka
Izquierda, izquierda, derceha, derecha, delante detrás, un, dos, tres.
Me viene esta canción a la cabeza cada vez que pienso en las discusiones políticas entre izquierda y derecha, esas discusiones que no llevan a ninguna parte.
Durante años he intentado tener sentido crítico y mirar también hacia lo que la derecha decía, porque pensaba que podían aportar cosas interesantes que no me hicieran caer en el dogmatismo de ciertas actitudes de izquierda, tan de buen rollito, que no me gustan por lo poco que se adecúan a la realidad de lo que somos. Pero hoy, tras leer mucho a gente de derechas, me temo que les he perdido el respeto, que no los puedo tolerar, que no los aguanto.
Puedo soportar a la derecha laica, porque me parece más inteligente y menos victimista, más clara en sus definiciones y posturas, más intereante en la visión que aportan (aunque el neoliberalismo me cause verdadero pavor y a ellos también se lo causaría si fueran conscientes hasta que punto ese liberalismo los convierte en marionetas), pero a la derecha cristiana no la trago, en su arrogancia de perseguidos por su fe, de eternas víctimas, como en los tiempos de Nerón, cuando lo que pretenden es tener las riendas del control de la sociedad e imponer unas normas arbitrarias y un tanto desfasadas que muchos otros, lo malos, no deseamos porque son intromisiones en nuestras vidas.
¿Dónde voy a parar si se me acabó la tolerancia? ¿Realmente se puede ser tolerante? En teoría debería tolerarlos, escuchar su opinión con calma y responder con argumentos, pero noto que los argumentos les resabalan porque ellos tienen la ventaja de la fe. Y donde hay fe no valen los argumentos. Además, para ellos, los agnósticos y ateos somos una suerte de desgraciados que nunca tocaremos el cielo, mientras que ellos están a puntito de entrar en ese selecto club. Por lo tanto, ya que están en superioridad de condiciones por la fe, no les voy a dar más ventajas y respetarlos cuando ellos no me respetan a mí, que como partidaria del aborto (en los casos previstos por la ley, porque me parece lo más lógico) , partidaria de la eutanasia, los anticonceptivos y el divorcio soy una suerte de criminal. Me espera el infierno, sin duda.
Quizás sea este despliegue espectacular dedicado a la muerte del anterior Papa, y a alabarlo como si fuera un santo, cuando a mí me casa más que fuera un tipo aferrado al poder - como se da tanto entre los seres humanos - lo que ha actuado de revulsivo y me ha puesto rabisca. He visto a los católicos tan sobrados, tan dentro de esta maquinaria de inventar santidades y ocultar la realidad humana, tan cómodos y satisfechos en sus papeles de víctimas, cuando no son ellos precisamente los que se mueren por falta de preservativos o de hambre al no poder mantener a sus hijos, tan felices de ser unos mártires que, ya que lo buscan, mejor que sean mártires con razón para ganarse el cielo en condiciones.
No los respeto. No puedo respetarlos porque no me sale, no sería natural. No puedo respetar las enfermedades mentales tipo paranoia, si acaso, desear que haya una cura. Si mi falta de respeto es martirizarlos pues una razón de más para ganarse el cielo. Deberían estarme agradecidos.
Me viene esta canción a la cabeza cada vez que pienso en las discusiones políticas entre izquierda y derecha, esas discusiones que no llevan a ninguna parte.
Durante años he intentado tener sentido crítico y mirar también hacia lo que la derecha decía, porque pensaba que podían aportar cosas interesantes que no me hicieran caer en el dogmatismo de ciertas actitudes de izquierda, tan de buen rollito, que no me gustan por lo poco que se adecúan a la realidad de lo que somos. Pero hoy, tras leer mucho a gente de derechas, me temo que les he perdido el respeto, que no los puedo tolerar, que no los aguanto.
Puedo soportar a la derecha laica, porque me parece más inteligente y menos victimista, más clara en sus definiciones y posturas, más intereante en la visión que aportan (aunque el neoliberalismo me cause verdadero pavor y a ellos también se lo causaría si fueran conscientes hasta que punto ese liberalismo los convierte en marionetas), pero a la derecha cristiana no la trago, en su arrogancia de perseguidos por su fe, de eternas víctimas, como en los tiempos de Nerón, cuando lo que pretenden es tener las riendas del control de la sociedad e imponer unas normas arbitrarias y un tanto desfasadas que muchos otros, lo malos, no deseamos porque son intromisiones en nuestras vidas.
¿Dónde voy a parar si se me acabó la tolerancia? ¿Realmente se puede ser tolerante? En teoría debería tolerarlos, escuchar su opinión con calma y responder con argumentos, pero noto que los argumentos les resabalan porque ellos tienen la ventaja de la fe. Y donde hay fe no valen los argumentos. Además, para ellos, los agnósticos y ateos somos una suerte de desgraciados que nunca tocaremos el cielo, mientras que ellos están a puntito de entrar en ese selecto club. Por lo tanto, ya que están en superioridad de condiciones por la fe, no les voy a dar más ventajas y respetarlos cuando ellos no me respetan a mí, que como partidaria del aborto (en los casos previstos por la ley, porque me parece lo más lógico) , partidaria de la eutanasia, los anticonceptivos y el divorcio soy una suerte de criminal. Me espera el infierno, sin duda.
Quizás sea este despliegue espectacular dedicado a la muerte del anterior Papa, y a alabarlo como si fuera un santo, cuando a mí me casa más que fuera un tipo aferrado al poder - como se da tanto entre los seres humanos - lo que ha actuado de revulsivo y me ha puesto rabisca. He visto a los católicos tan sobrados, tan dentro de esta maquinaria de inventar santidades y ocultar la realidad humana, tan cómodos y satisfechos en sus papeles de víctimas, cuando no son ellos precisamente los que se mueren por falta de preservativos o de hambre al no poder mantener a sus hijos, tan felices de ser unos mártires que, ya que lo buscan, mejor que sean mártires con razón para ganarse el cielo en condiciones.
No los respeto. No puedo respetarlos porque no me sale, no sería natural. No puedo respetar las enfermedades mentales tipo paranoia, si acaso, desear que haya una cura. Si mi falta de respeto es martirizarlos pues una razón de más para ganarse el cielo. Deberían estarme agradecidos.